martes, 8 de diciembre de 2015

Ha vuelto Pío X


"Lo contó él mismo, en el sermón de entrada en Venecia. "Oh, el Beato Pío X... Tuve la alegría y la fortuna de verlo el día de mi Primera Misa, celebrada en la Basílica de San Pedro, el 11 de agosto de 1904. Cuando el Padre Santo apareció, el que me acompañaba dijo: "Santidad éste es un novel sacerdote de Bérgamo que ha dicho esta mañana su primera misa".


"El Papa se inclinó hacia mí. Yo le dije unas palabras que recuerdo muy bien, pero que están destinadas a quedar entre las intimidades más queridas de mis promesas sacerdotales. Píos X puso sus dos manos sobre mi cabeza y me dijo: Muy bien, os bendigo, y os animo a hacer honor a estos propósitos y deseo que vuestro sacerdocio sea de consuelo para la Iglesia de Dios".

De hecho el consuelo no se hizo esperar, y se contagió a muchas almas, y tomó dimensiones universales, por efecto de aquella sabiduría del corazón, cuyas delicias gusta hoy toda la tierra.*

Aquel 11 de agosto de 1904 Pío X, después de haber dado algunos pasos hacia otros peregrinos, volvió atrás y pregunto a don Angelo Roncalli:
-¿Y cuándo contaréis la Primera Misa en vuestro pueblo?
-El día de la Asunción, Padre Santo. 
Entonces los ojos del Pontífice se abrieron a la visión de aquellos nuestros pueblecitos vénetos y lombardos, que se llenan de júbilo por la Primera Misa de uno de sus hijos.
-Para la Asunción -siguió Pío X con su sonrisa angelical-. Para la Asunción. Y qué fiesta le harán... Y aquellas campanas bergamascas, cómo repicarán de alegría...
Y una nota de nostalgia cruzó por los ojos del venerable Pontífice. **

Las campanas idfundìan por todo el mundo el gaudium magnum: para nosotros, los de Venecia, el gaudium maximum. En una fiesta de los Apóstoles, el que había iniciado su sacerdocio junto a la tumba de San Pedro pidiendo al Señor, como se lee en la estampa-recuerdo repartida en 1954 para las Bodas de Oro Sacerdotales: "Para sí, fervor apostólico; para los suyos, los dones celestes; para la Iglesia Santa, libertad, unidad y paz"; el que en Venecia fue el quinto sucesor del Cardenal Sarto; el que celebró el cincuentenario de la elección de Pío X con una memorable Carta Colectiva del Episcopado Trivéneto, y tuvo la alegría de colocar su nombre glorioso en el frontispicio de la nueva basílica de Lourdes; precisamente él era proclamado y aclamado como su cuarto sucesor sobre la Cátedra Romana y recordaba a todos sus mismos ademanes y semblante, hasta hacer exclamar en tono de confiado júbilo: Ha vuelto Pío X".

*En alusión a la elección de Juan XXIII
** Cfr. Scritti e Discordi, I, 263

Fuente:  Capovilla, Loris, El Papa Juan visto por secretario. Barcelona, Ediciones Tibidabo, 1964, pp 28-29

Extracto de la conferencia pronunciada por Loris Capovilla el 17 de enero de 1959 en la Sala del Noviciado de la Fundación Giorgio Cini de Venecia.


Juan XXIII bendice la urna con el cuerpo de San Pío X que parte en viaje a Venecia en mayo de 1959.

No hay comentarios:

Publicar un comentario